En el ámbito de las organizaciones, la creación del conocimiento implica un proceso fundamental en el que las ideas y experiencias individuales se transforman en conocimientos valiosos para toda la empresa. Esta creación es un activo estratégico que va más allá de documentos y bases de datos, penetrando en las rutinas, procesos y prácticas de la organización. El conocimiento se origina en la mente de los expertos, se comparte y se difunde, contribuyendo así a la generación de ventajas competitivas y al fortalecimiento de la capacidad innovadora. Este proceso implica la convergencia de conocimiento tácito (basado en la experiencia personal) y conocimiento explícito (formal y compartible), y es esencial para mantener una ventaja competitiva sostenible en un entorno empresarial en constante evolución.