En la penumbra de la sala, la luz del atardecer se filtraba a través de las cortinas semicerradas, generando una atmósfera íntima y mística. Mr. Wiser estaba sentado en su sillón favorito, rodeado de libros y papeles, sumido en sus pensamientos.
De repente, un suave murmullo lo sacó de su ensimismamiento. Al principio, pensó que era la brisa que soplaba a través de la ventana, pero luego se dio cuenta de que el sonido venía del rincón más oscuro de la habitación.
Intrigado, se levantó y se acercó al rincón, donde encontró una figura borrosa y etérea, casi como una sombra. Al principio, no pudo distinguir si se trataba de un ser humano o simplemente una aparición. Pero entonces, la figura empezó a tomar forma, como si cobrara vida ante sus ojos.
Era una mujer joven y hermosa, con una larga cabellera dorada y un vestido blanco que parecía hecho de la luz misma. Mr. Wiser no podía creer lo que veía, pero no podía apartar la mirada de la mujer, que lo miraba fijamente con unos ojos verdes y profundos como el océano.
¿Quién eres?, preguntó Mr. Wiser, asombrado.
Soy lo efímero, respondió la mujer con una voz suave y melodiosa.
¿Lo efímero? ¿Qué quieres decir?, preguntó Mr. Wiser, confundido.
Soy la belleza que desaparece, el momento que se desvanece, la emoción que se desvanece en el aire. Soy todo lo que es hermoso y fugaz en este mundo, dijo la mujer con una tristeza en su voz.
Mr. Wiser se quedó sin palabras, observando a la mujer con asombro y fascinación.
Pero tú eres Mr. Wiser, dijo la mujer, mirándolo directamente a los ojos. Tú eres lo eterno, lo que permanece a través del tiempo y del espacio.
Mr. Wiser sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. ¿Cómo sabes eso?, preguntó.
Porque soy parte de ti, así como tú eres parte de mí, respondió la mujer, extendiendo su mano hacia él.
Mr. Wiser no lo pensó dos veces y tomó la mano de la mujer. En ese momento, una corriente eléctrica lo recorrió, haciéndolo sentir una conexión profunda con el universo entero. De repente, el tiempo pareció detenerse y el espacio se desvaneció, y Mr. Wiser se dio cuenta de que, en ese momento, lo efímero y lo eterno se habían unido en una sola entidad.
La mujer se desvaneció poco a poco, dejando atrás una sensación de melancolía y nostalgia en Mr. Wiser. Pero él sabía que, de alguna manera, ella siempre estaría con él, recordándole la belleza y la fugacidad de la vida. Y en ese instante, supo que había encontrado la clave para comprender la complejidad de su propio ser y el mundo que lo rodeaba.
Desde entonces Míster Wiser ha buscado el amor Eros, no puede evitar sentirse como un pez fuera del agua, una extraña fuerza lo impulsa a creer en algo más allá de su lógica. Su celular le vibró varias veces.