¿Cansado de la solemnidad literaria que te pide rezar ante los clásicos como si fueran santos intocables? En este capítulo: “Lee a los Grandes, pero escucha al chatarrero”, te propongo algo diferente: sal de la biblioteca, pisa barro, escucha el pregón callejero y descubre que, a veces, la vida real grita más fuerte que Shakespeare. Durante 25 minutos, te sacudiré las certezas sobre dónde se aprenden las mejores historias: no en la catedral o el museo, sino en el mercado atestado de olores, en la terraza donde la gente se desnuda sin querer, y en los bares donde conviven la miseria y la euforia. Prepárate para un viaje irónico y sin filtros que te recordará que los libros son vitales, pero la calle, amigo, es la verdadera universidad de la escritura.