Hace un tiempo atrás conocí a una mujer
con quien mantuve una relación abierta.
La conocí estando casada solo por papeles
porque ya no vivía ni convivía con él.
La conocí estando un poco apagada;
iba mucho al gym, ahí se despojaba demasiado
de la tristeza, la nostalgia y la bronca.
Ahí entre los fierros dejaba atrás
esos malos ratos que había pasado con él.
Siempre supe que no era una simple mujer,
se lo decía y ella no creía ni en sí misma.
La primera vez que salimos terminamos
enredados en su cama matrimonial.
La segunda vez nos fuimos a un motel.
Y la tercera lo hicimos en una terraza.
Nos divertíamos en mutuo acuerdo,
nos desnudábamos hasta el alma.
Pero una noche volviendo de un karaoke
ella se quiso quedar a dormir en mi pieza,
mucha veces se lo advertí, le dije que no.
Quería cuidarla de mis locuras enfermas.
Se reía, me provocaba, me incitaba...
Esa noche se tiró en mi cama,
abrió sus piernas lentamente, las cerró,
las volvió a abrir, se dio vuelta y me meneó.
Tantas cosas que podría haber hecho pero no,
así que le saqué la blusa que traía puesta,
les di unas cuantas vueltas y le vendé los ojos.
Estaba nerviosa, temblaba un poco,
le besé la frente y se relajó bastante.
Un par de besos hasta llegar a su ombligo
y sin que se diera cuenta encendí a crush,
una bala vibradora y estimuladora.
¿Dónde sentís más placer? —le pregunté.
no me respondía, solo asentía con su carita.
hasta que llegué a su pelvis, primero le quemé el lugar a besos y después le di pequeñas vibraciones, sus piernas se entrecruzaron, sus labios entre los dientes
y sus vellos de puntas.
Sabía que entre tantos espacios erógenos
justamente ahí era el indicado.
Después de esa noche ella cambió.
La veía más activa, más prendida,
cada vez se ponía más linda,
se empoderaba poco a poco,
me buscaba y explotábamos.
Pero por cuestiones de la vida
un día nos alejamos, ella quiso volver
con su matrimonio y no funcionó,
nunca iba a funcionar...
Tiempo después me escribió
y me mandó una foto con una llama tatuada
en ese lugar que había sido su debilidad.
BESOS DE FUEGO —le dije— te merecés
todos los besos del mundo ahí, bonita. Voz: Vero Texto: @ericmartínez.96