En el verano del 711, un pequeño ejército cruzó el Estrecho de Gibraltar.Venían del desierto, guiados por Tariq ibn Ziyad, y traían una nueva fe, un nuevo idioma y una nueva forma de entender el mundo.
En pocos años, Hispania dejó de ser visigoda para convertirse en Al-Ándalus.
Este episodio narra aquella irrupción decisiva: la batalla del Guadalete, la caída de Toledo, los pactos de sometimiento, la resistencia de los últimos nobles cristianos y el nacimiento de un nuevo orden político y cultural.
Pero no fue una conquista súbita ni total: fue un proceso de mestizaje, negociación y asombro mutuo.
Entre espadas y tratados, la península comenzó a transformarse.
Las viejas ciudades recobraron vida bajo nuevos nombres, los campesinos siguieron labrando los mismos campos, y los rezos cambiaron de idioma, pero no de dirección al cielo.
Había comenzado una nueva era: la de Al-Ándalus.