Tras más de dos siglos de guerras, Numancia caída, Viriato traicionado y las montañas del norte arrasadas por Augusto, Roma logró imponer su dominio en la península ibérica. Pero la conquista no fue el final: fue el principio de una transformación mucho más profunda.
En este episodio recorremos el paso de la espada a la ley: la división en provincias, las ciudades romanas que cambiaron el paisaje, las calzadas que cosieron el territorio y la ciudadanía que convirtió a los hispanos en romanos. Una historia de resistencias y adaptaciones, de pueblos que se negaron a desaparecer y de otros que llegaron a gobernar el Imperio desde su cuna hispana.
Porque Hispania no solo fue conquistada: también conquistó al conquistador.