El Eterno ordena la ofrenda que debe presentar una persona cuando pecare en aceptar una demanda de juramento y ser testigo y no atestigua, o si hubiera tocado cualquier objeto impuro, o si tocare una impurificación humana, o si una persona jurare, expresando con sus labios que hará un daño o bien, pero no lo sabía y luego se enteró. Previo a presentar su ofrenda deberá confesar su pecado.