En la conclusión de este capítulo aparecen dos ejemplos de la falta de cordura, es decir, la locura; el primero es la insistencia de la persona que obtiene satisfacción al cruzar la calle donde no corresponde, a pesar de sufrir muchos accidentes; y el segundo, es el individuo que no se cree alcohólico, a pesar de que cada vez que bebe le va mal.