La santidad no es un concepto pasado de moda, es una característica que los cristianos debemos tener, es un llamado de Dios sobre nuestra conducta como dice en Lev 11,44a “Porque yo soy el Señor, Yahveh, su Dios; santifiquense y sean santos, pues yo soy santo.” Y lo repite de nuevo en Lev 20,7 “Conságrense completamente a mí, y sean santos, pues yo soy el Señor su Dios.” y Sus llamados son órdenes, que debemos cumplir, pero debemos estar seguros, que, en nuestra lucha diaria para alcanzar la santidad, nunca estaremos solos, porque tendremos no solamente la compañía del Espíritu Santo, sino también su dirección y respaldo, por lo que solamente debemos tomar la decisión y hacerlo.