Queremos ser obedientes a Dios y que cuanto hagamos nos salga bien, sin embargo, esa no es nuestra realidad y no es porque no pongamos todo de nuestra parte, pero, la razón por la que no podemos alcanzar el éxito como deseamos, puede ser precisamente porque lo que hacemos es según lo que nos parece adecuado. Esto puede llevarnos al fracaso pues no somos capaces de conocer el futuro ni todos los imprevistos, esto significa que nuestros planes no pueden ser infalibles, como nos advierte Dios en Pro 16,1 y 14,12 en donde leemos: “Los planes son del hombre; pero la palabra final la tiene el Señor” porque “Hay caminos que parecen derechos, pero al final de ellos está la muerte”. Entonces, si la palabra final la tiene Dios, aprendamos a escuchar su voz para que cuanto hagamos sea con su dirección y asi alcancemos el éxito en nuestras obras, como dice Pro 16,3 “Pon tus actos en las manos del señor y tus planes se realizarán.”