Este verano olvídense de la cartelera previsible y vayan a por algo que de verdad merezca la pena. El recurso es fácil, lo sé, pero infalible: el reestreno en 4K de dos joyas de Hayao Miyazaki. Y no hablo de cualquier cosa: Porco Rosso y Ponyo en el acantilado. Dos obras maestras absolutas, aunque, lo confieso, hoy vengo a insistir con especial fervor en la segunda, porque ver Ponyo en el acantilado en pantalla grande no es solo disfrutar de una película, es vivir casi una experiencia religiosa. Lo decía Enrique Iglesias, pero aquí aplica de verdad.
Un podcast de THE OBJECTIVE