Introducción
Silvia Rivera Cusicanqui introduce el término “ycolonial” como una forma de romper con las dicotomías cerradas que muchas veces acompañan el discurso anticolonial o decolonial. No se trata de rechazar lo colonial desde una posición opuesta, sino de nombrar la convivencia tensa, conflictiva y no resuelta entre lo colonial y lo no colonial, sin caer en lógicas binarias que simplemente invierten la jerarquía sin desactivarla.
A diferencia de términos como “decolonial”, que pueden sugerir una ruptura limpia, o “anticolonial”, que apunta a una oposición directa, lo ycolonial señala una zona intermedia, un campo de fricciones donde coexisten elementos heterogéneos: tradiciones ancestrales y lenguajes modernos, heridas coloniales y resistencias vivas, imposiciones externas y reapropiaciones locales.
La letra “y” funciona aquí como símbolo de ese cruce de caminos, de esa encrucijada donde habitan múltiples formas de vida, pensamiento y creación que no se integran plenamente, pero tampoco se excluyen entre sí. Lo “ycolonial” no es fusión ni síntesis, sino tensión activa; no es conciliación, sino convivencia contradictoria.
✳️ “Lo ycolonial es la coexistencia tensa, contradictoria, pero no necesariamente jerárquica entre formas coloniales y no coloniales de vida, pensamiento y arte.” (paráfrasis del pensamiento de Cusicanqui)
En este sentido, hablar de estética ycolonial es asumir que las prácticas artísticas no están fuera del conflicto histórico, sino que lo expresan, lo trabajan, lo encarnan. No se trata de purificar el arte de su colonialidad, ni de buscar una autenticidad originaria, sino de crear desde las fracturas, desde la hibridez, desde lo impuro, desde lo que resiste sin prometer redención.
Para Cusicanqui, la estética ycolonial es una herramienta para desmontar el aparato simbólico del colonialismo. Nos permite ver cómo persisten las jerarquías raciales, culturales y epistémicas en los sistemas del arte, pero también cómo esas jerarquías pueden ser subvertidas desde los márgenes. El arte ycolonial, entonces, no busca ser aceptado por el canon, sino reconfigurar los sentidos desde abajo, desde lo comunitario, lo ancestral, lo mestizo, lo rebelde.
En definitiva, el término “ycolonial” no es un error tipográfico, sino una declaración política y epistemológica. Su forma gráfica encierra una visión: ni ruptura total, ni continuidad complaciente, sino un estar en medio, en disputa, en creación. En este “entre”, donde no hay síntesis ni pureza, es donde Cusicanqui sitúa la potencia descolonizadora del arte y de la mirada.