La semana pasada se publicaron, en los medios, las indignantes imágenes, que llegan a herir la sensibilidad de aquellas personas, que aún poseen empatía y humanidad, sobre una serie de agresiones en un instituto de secundaria de Cantabria, y que realizaron unos menores a un compañero con parálisis cerebral. Este suceso vuelve a reclamar la urgencia de abordar el acoso y ciberacoso en las aulas y fuera de ellas. Porque este asunto es responsabilidad de familias, educadores y demás grupos sociales. Pero sobre todo, en el episodio de hoy, y dejando atrás la reflexión personal, deseo poner en evidencia aquellas carencias de una problemática que, por ejemplo, se trata de forma brillante en la miniserie de Netflix, “Adolescencia”.