Hace años, en la universidad, tuve que tomar, durante un semestre, una clase llamada “Orientación.” Si asistías a clase, pasabas el curso, No había ningún otro requerimiento, No había que tomar notas, o completar tareas, o pasar ningún examen. Aunque no lo creamos esta clase estimulaba a los estudiantes ser un tipo de oyente apático ya que no exigía ningún tipo de requisitos y los temas parecían desconectados de la realidad. Santiago nos muestra un panorama para que nos identifiquemos que tipo de oyente somos cada uno de nosotros y tomar la mejor actitud aplicado a cualquier área de nuestras vidas y específicamente al creyente, ya que el libro de Santiago describe la relación que existe entre la fe y las obras.