María, la de Magdala, se dejó enredar por el pecado. Escondida estaba en su rincón por la vergüenza de la vida que llevaba. Pero no hay rincón en el mundo, ni en el alma, que sea desconocido para Jesús. Allí entró Jesús arrojando siete demonios. Y María Magdalena ya no se quiso separar de Él, no pudo dejar de amarle. Se convirtió en apóstol, apóstol de apóstoles.
Meditación predicada para Hablar con Jesús en 2021