El liberalismo teológico moderno llama de “nueva teología para el siglo XXI” a la antigua herejía universalista, entre otras herejías.

Muchos cuestionan el que la salvación está solamente en la fe en Cristo.

Necesitamos urgentemente oír la declaración del Solus Christus en estos días de teología tan pluralista.

La preservación de las Escrituras, así como el cuidado divino con la creación y formación del canon, no fue accidental ni incidental, sino el cumplimiento de una promesa divina.

Mientras la integridad canónica de la Biblia se sustenta en más de 2.000 manuscritos, los escritos no Bíblicos son aceptados como verídicos apenas con algunas decenas de copias. Sola Scriptura es creer y defender la credibilidad de la Palabra de Dios.

Inerrancia significa que la verdad es transmitida en palabras que, entendidas en el sentido en que fueron utilizadas, entendidas en el sentido en que realmente debían tener, no expresan error alguno.

La inspiración divina garantiza la inerrancia de la Biblia.

Ninguna otra fuente de autoridad puede ser colocada al lado de las Escrituras. Si Dios habla por medio de ellas, no hay necesidad de otra fuente.

Cuando un Reformado declara “Sola Scriptura” está afirmando que la Palabra que Dios habló a través de los siglos, por medio de personas que Él escogió e inspiró, en la cual Él se reveló, allí dio a conocer su voluntad para su pueblo, y esa voluntad no se encuentra en ningún otro lugar.

'Sola Fide' va mucho más allá de nuestra salvación. 'Sola Fide' es lo que nos da derecho de estar delante de Dios, no teniendo ningún derecho. 'Sola Fide' es lo que nos permite ser llamados hijos de Dios y ser tratados como coherederos con Cristo.

La fe salvadora no es una fuerza emocional mística. Es la confianza que parte de un corazón regenerado por Dios en todas sus promesas, principalmente aquella de vida eterna en la persona de Jesucristo, Su Hijo.

No importa tu pasado. Dios ha cambiado tu futuro por uno de justicia eterna con Él, transformando tu presente… sólo por la fe.

La rectitud de Cristo es imputada por la fe a todos los que creen en Él como lo que Él es: el único mediador entre Dios y los hombres.