Volver a Buenos Aires, siempre tiene ese ingrediente, ese sabor a mate, a fernet, a los sánguches de milanesa, y al tinto mendocino. Pero ese sabor se relaciona también con alguien a quien quise, que la vida se encargó por separarnos, pero que en un ombú en los bosques de Palermo muy cerca del planetario, aún lleva grabadas nuestras iniciales en 1999.