A pesar de que actualmente son reconocidos nuestros derechos como mujeres a votar y ser votadas y que se han introducido los criterios de paridad obligatoria en las postulaciones a diversos cargos de elección popular, aún persiste un impedimento grave para el avance político de las mujeres en el país, que es la violencia política por razones de género.
La violencia política contra las mujeres constituye un reflejo de la discriminación y los estereotipos de género: las mujeres que participamos en espacios públicos-políticos seguimos siendo violentadas.
Las prácticas de este fenómeno, ahora más visibilizadas e intensificadas, tienen que ver con renuncias manipuladas o forzadas de mujeres una vez electas; presión, bloqueo y obstaculización en el desempeño normal de las tareas; prohibiciones al ejercicio de la libertad de expresión; difamación, calumnias, acoso; agresiones físicas y asesinatos.
Es lamentable que a las mujeres no se les quiera en la vida política del estado y del país, que por causas inhumanas, estereotipos negativos entre muchas otras razones sean asesinadas.
Tal es el caso, recientemente de Ivonne Gallegos, quién buscaba la candidatura a la Presidencia Municipal de Ocotlán de Morelos, y que fue ejecutada en un ataque armado ocurrido este 20 de marzo a bordo de su camioneta en inmediaciones de Santo Tomás Jalietza.
Como mujer y legisladora, condeno severamente cualquier tipo de acto violento en contra de las mujeres; sobre todo como el que se dio el fin de semana donde desafortunadamente la candidata perdió la vida.
Actos de este tipo no deberían de existir, ni en nuestro estado, ni en el país, sin embargo, han tomado mayor relevancia y cotidianidad en los procesos electorales.
La violencia contra las mujeres en la política no es sólo un delito electoral, sino es una ofensa criminal para la todas.
La tendencia de casos va en sentido ascendente, es por ello que la erradicación de este fenómeno es fundamental. Como mujer exijo la implementación de acciones coordinadas de prevención y atención de los casos.
Frenar y combatir la violencia política contra las mujeres requiere un compromiso cotidiano y, sobre todo, de políticas públicas eficientes para prevenirla. Las instancias correspondientes deben de estar comprometidas con la búsqueda de mecanismos y herramientas que logren enfrentar esta amenaza hacia las mujeres que ejercen sus derechos políticos.
¡Las mujeres merecemos un alto a la violencia!