Queremos llegar bien lejos, pero aún no hemos aprendido a salir de la orilla, tenemos tanto temor a emprender, que pareciera que encontramos cierto confort en el fracaso: nos volvemos tan humanista hasta tal punto de adorar y doblar rodillas ante hombres, sistemas e instituciones religiosas, políticas, económicas, para conseguir las migajas; perdiendo lo más valioso que nos ha dado Dios “NUESTRA IDENTIDAD”,Mateos 14:22-29 “Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, ¡no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y Él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús”.