"«Esfuérzate por entrar por la puerta estrecha», no sólo por medio de esta agonía del alma, con convicción, pena, vergüenza, deseo, temor, orando sin cesar, sino también ordenando tu camino, esforzándote por andar en los caminos del Señor, el camino de la inocencia, la piedad y la misericordia. Abstente de toda especie de mal, haz bien a todos, niégate a ti mismo, deja de lado tu voluntad en todo, y toma tu cruz cada día. Debes estar preparado para cortar tu mano derecha, sacar tu ojo derecho y echarlos de ti; para perder todos tus bienes, amigos, salud, todas las cosas que hay en la tierra, y así podrás entrar en el reino de los cielos."