En la epístola a los colosenses, Pablo se opuso a las falsas enseñanzas que se daba en Colosas e hizo hincapié en la divinidad, la misión salvadora y supremacía de Jesucristo. Enseñó que Cristo es la imagen misma de Dios el Padre, el Creador, la Cabeza de la Iglesia, el primero en resucitar y el Redentor.