Al día siguiente, a la hora señalada, el cliente apareció ante Apio Claudio y dijo que Virginia era de su propiedad, declarando que su madre había sido su esclava. Esto no era cierto, y el tío de Virginia protestó ante tal afirmación, pero Apio dijo al momento que la muchacha debía irse con su cliente, porque ya habían acordado que luego el cliente se la daría a él y se imaginó que nadie se atrevería a hacer suposiciones o a protestar.
El cliente puso sus manos sobre Virginia y estaba a punto de llevársela por la fuerza, cuando su desgraciado padre apareció. Casi sin aliento por la rapidez con la que había vuelto a Roma para salvar a su hija, comenzó a discutir con Apio Claudio para liberarla. Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que todo sería en vano y que, a pesar de todo lo que pudiera decir o hacer, se llevarían a su hija como trofeo de aquellos malvados hombres.
👉 Y recuerda: https://humanistasenlared.com/boletin/
Fuente: «La historia de los romanos», de Hélène Adeline Guerber, disponible en https://academialatin.com/cultura-romana/historia-romanos-guerber/