—Mira, hijo mío —dijo un anciano griego, mientras él y el niño caminaban por la costa—: ¿ves esos barcos viejos? Una vez fueron fuertes naves que llevaron guerreros a través del océano, y ahora están desgastadas; están ahí medio cubiertas de arena en este sitio solitario; nadie se ocupa de ellas. Y lo mismo pasa con quienes sirven a Atenas: después de hacer lo máximo posible y envejecer al servicio de la ciudad, los dejan de lado y nadie se acuerda de ellos.
👉 Y recuerda: https://humanistasenlared.com/boletin/
Fuente: Plutarco para niños: historias de los griegos, de Frederick James Gould, disponible en https://academialatin.com/cultura-griega/plutarco-ninos-griegos-gould/