📖1 Timoteo 2:1-10 RVA2015:
Por esto exhorto, ante todo, que se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que llevemos una vida tranquila y reposada en toda piedad y dignidad. Esto es bueno y aceptable delante de Dios nuestro Salvador, quien quiere que todos los hombres sean salvos y que lleguen al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, quien se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. Para esto yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles en fe y verdad. Digo la verdad; no miento. Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos piadosas, sin ira ni discusión. Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con modestia y prudencia; no con peinados ostentosos ni oro ni perlas ni vestidos costosos sino más bien con buenas obras, como conviene a mujeres que profesan reverencia a Dios.
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El apóstol le confiere la misión a Timoteo para que comience a corregir ciertos hábitos de los miembros de la iglesia.
Las iglesias de la antigua Asia, en la región de Macedonia, y exclusivamente en la ciudad de Éfeso traían costumbres muy arraigadas en sus corazones de la vida religiosa pagana que llevaban anteriormente. Uno de los templos más grandes de esa época era el de Diana o Artemisa, la diosa de los efesios, y era del tamaño de un estadio de fútbol donde reunía a multitudes para la adoración de esta diosa.
Había muchas líderes mujeres que eran las sacerdotisas dirigiendo las costumbres religiosas y los sacrificios paganos y tomando una posición en los asuntos culturales y cívicos.
Diana o Artemisa, como era conocida entre los griegos, era la diosa de la tierra y la fertilidad, algunas costumbres incluían la promiscuidad religiosa, actos carnales dedicados a esta diosa, deshonrando a la mujer y al hombre en estas prácticas.
Al llegar el cristianismo, el orden bíblico de la familia es que el hombre se comporte de forma íntegra y honesta, y que las mujeres también vivan vidas modestas y pudorosas.
Que la mujer respete a su esposo, guardando su cuerpo para él, viviendo vidas pudorosas y modestas, no viviendo de apariencias de abundancia material ni enredándose en prácticas religiosas de índole inmoral, sino construyendo una vida espiritual profunda y admirable ante los ojos de Dios y la de su familia.
Pablo insta a los hombres a que se levanten como líderes en su hogar, acercándose a Dios directamente, sin necesidad de acudir como los tiempos de antes, yendo a templos paganos ni buscar ofrecer ofrendas que traigan impureza a sus vidas.
Además, si quieren que Dios los escuche, deben trabajar en modificar y doblegar su temperamento. La reacción del hombre cuando está frustrado y tiene conflictos en el hogar con su esposa o hijos es de explotar en ira, vivir discutiendo, peleando e insultando.
Cuando tenemos el Espíritu de Dios, ya no practicamos las tradiciones de nuestra cultura. Adoptamos una nueva vida y es la de Cristo Jesús. Ya no agradamos a los hombres, fanfarroneando para impresionar con opulencias y lujos, sino con un carácter firme y dócil a la misma vez, una fe transparente, con un carisma dulce, con palabras sabias y edificantes, con una belleza que se refleja desde adentro hacia afuera, con actos admirables de bondad y compasión. Con hogares ejemplares llenos de paz y armonía.
Fue un reto grande para Timoteo, pero el resultado fue especial porque esta iglesia fue corregida, aprendió a adaptarse al orden bíblico y fue una iglesia próspera.
Las mujeres fueron modificando su forma de convivir y se convirtieron en líderes pero conforme al orden cristiano, y los hombres retomaron su responsabilidad y su compostura como hombres responsables en su manera de vivir y de acercarse a Dios.
Soy tu amigo Eduardo Rodríguez 😇.
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