1 Juan 1:1-10 RVA2015:
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos tocante a la Palabra de vida —la vida fue manifestada, y la hemos visto; y les testificamos y anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y nos fue manifestada—, lo que hemos visto y oído lo anunciamos también a ustedes, para que ustedes también tengan comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas escribimos nosotros para que nuestro gozo sea completo. Y este es el mensaje que hemos oído de parte de él y les anunciamos: Dios es luz, y en él no hay ningunas tinieblas. Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Pero si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso y su palabra no está en nosotros.
Esta es la primera carta del apóstol Juan, más conocido como el discípulo amado de Jesucristo. Él es el mismo que estaba a los pies del Señor en la cruz, y tuvo un acercamiento especial con el Señor. Mientras los discípulos estaban confundidos en la cena del Señor, él se recostaba en el pecho del Señor.
Mientras todos los discípulos estaban atemorizados cuando Jesús fue llevado al pretorio y crucificado, Juan estaba allí al pie de la cruz junto con María y las demás mujeres. Fue tanta la amistad y fidelidad de Juan al Señor Jesús, ya que en sus últimos minutos de vida el Señor le confió a Juan a María para que la cuidara. Juan fue uno de los primeros testigos de la resurrección de Jesuscristo y testigo ocular de la tumba vacía.
La carta del apóstol Juan es una carta que no tiene referencia para una persona en particular o una iglesia, más bien fue escrito en forma de sermón, posiblemente para que fuera distribuida en la mayoría de las iglesias sin tener ningún destinatario en específico, para que todos los cristianos fueran beneficiados por estas enseñanzas.
En este capítulo podemos notar una declaración tajante sobre la necesidad de no vivir vidas dobles. Si decimos que vivimos en luz y que hemos sido transformados por el poder de Dios, entonces debemos demostrarlo con acciones claras de bondad, respeto y amor a nuestro prójimo.
Cuando decimos que somos hijos de Dios, entonces debemos tener comunión los unos con los otros. Este es un principio importante, porque así nos damos cuenta de la realidad del estado espiritual de alguien o de nosotros mismos.
Así que, seamos ejemplos en nuestros hogares de cómo tratamos o hablamos de nuestro hermano en la iglesia o de las personas que nos rodean. Que nuestros hijos aprendan desde pequeños a cómo hablar con respecto a los líderes de la iglesia, de cualquier hermano en general, del prójimo para que se cumpla la Palabra de Dios que dice que si tenemos comunión los unos a los otros, esto significa que estamos en la luz y que la sangre de Jesucristo nos ha limpiado de todo pecado.
Consideremos:
La vida espiritual que mostramos, ¿realmente refleja lo que hay en nuestro corazón?
¿Será posible practicar la vida cristiana y menospreciar a mi hermano a la misma vez?
Soy tu amigo Eduardo Rodríguez; que el Señor escuche tu oración y te ayude a mantener una buena comunión y compañerismo.
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August 18: Are we really what we pretend to be?
1 John 1:1-10:
That which was from the beginning, which we have heard, which we have seen with our eyes, which we have looked upon, and our hands have handled, concerning the Word of life— the life...