Reflexionemos hoy en cómo ser buenos administradores del tiempo para conocer más a Dios y servir a los hermanos.
¿Cuánto tiempo le dedico a la oración, a la formación en la fe? ¿Cómo está mi caridad? ¿Comienza por casa? ¿Soy capaz de dejar de lado mis urgencias para “perder el tiempo” ayudando a los hermanos que no conocen a Dios?