Cuando Elías escuchó la promesa de lluvia en medio de la sequía, levantó la mirada al horizonte con fe. Este pasaje nos recuerda que, aun cuando el cielo parece vacío, Dios ya está obrando. La fe no se enfoca en lo que vemos, sino en la certeza de lo que Él ha dicho.
🌧️ “Yo oigo el rugir de una fuerte lluvia” (1 R 18:41).