Marta y Daniel se reúnen a comer un asado. Ella sabe que su hijo es un excelente parrillero. De lo que no está tan segura es de que esté buscando a su hermano desparecido.

Erneste es infeliz, tanto como Ramón. Ambos se miran de un balcón al de enfrente, deseando estar en el lugar del otro.

El puesto laboral de Walter está en riesgo, pero no puede abandonar aquella mancha en la mesa.

Es el último algarrobo que sobrevivo en un pequeño pueblo de Salta. Mientras él y su sombra sigan en pie, allí estará la verdadera vida.

Todos los llaman el "loco del bus". Pero este hombre es mucho más que eso.

La chica está ante una situación soñada: en instantes podrá conocer a su ídola. El momento más esperado en su vida debe ser perfecto.

Siempre posterga la decisión, se asusta del porvenir. Ya basta, se dice, es hora de aceptar la despedida.

Hugo toma sus decisiones arrojando una moneda al aire. La de esta noche puede ser definitiva...

¿Es posible propagar otro estilo de vida en Las Vegas? ¿Es posible cambiar el lucro y el show por el ascetismo y la austeridad? Gema, al menos, lo intentará.

Darío no sabe cómo evitar que su hijo llore a la noche acusando la presencia de un monstruo en el ropero. Tal vez es hora de abrir ese ropero...