Dios nos llama a ser responsables y vivamos una vida consecuente con la palabra que predicamos, vivir una paternidad con un propósito Eterno. Una vida de servicio y entrega a Dios.

Muchos seguidores de Jesús lo seguían por diferentes motivos, algunos por los milagros, otros por la enseñanzas, alimento, etc. Pero Dios nos llama a ser más que seguidores, a ser discípulos, no a seguir a los milagros sino al Hacedor de Milagros.

Dios nos habla constantemente, pero nosotros necesitamos estar atentos a su palabra, para oirla y ponerla por obra, para que ella viva en mí y tranforme mi corazón a las personas a mi alrededor.

Como hijos de Dios necesitamos caminar en la verdad, en su palabra y estar preparados para diferenciar lo verdadero de lo falso

Dios quiere usar tu vida para impactar a tu familia y entorno, pero para es necesario obedecer y estar dispuesto a enfrentar los desafíos.

Muchas veces nos cuesta buscar ayuda y reconocer nuestras debilidades, por diferentes motivos, orgullo, desesperanza, ect. Pero si estamos dispuestos a acudir a Jesús, tenemos paciencia y fe, Dios puede obrar en nuestras vidas.

Como personas compartimos temperamentos con otras... pero el carácter nos diferencia de los demás, nosotros reflejamos el carácter de un hijo de Dios, que es diferente al carácter del mundo... ¿estamos reflejando el carácter de Jesús en nuestra vida?

El consagrarse no depende de las cisrcunstancias sino del propósito, es lo que podemos ver a través de las vida de Sansón y Daniel cuyas consagraciones se dieron en contextos diferentes pero cada uno tuvo una intención y un corazón diferente con respecto a esa consagración.

Cuando tenemos la intención de entregar a Dios nuestras vidas, tenemos la idea de que Él puede cambiar algunos aspectos de nuestras vidas... pero Dios no hace cambios parciales, sino transformaciones completas.

A lo largo de nuestra vida experimentamos el amor de diferentes maneras, pero ninguna se compara al experimentar el amor de Dios, que es la forma más completa y pura de experimentar el amor, la más alta calidad.