Un pensador anónimo dijo “La duda es un cáncer mental”. Y es que una duda tiene la capacidad de extraviarte. Una duda es la primera pieza de todo un rompecabezas que arma una imagen irreal e imaginaria en nuestra mente con la capacidad de manejar todo tu ser. La duda es una puerta al extravío.
Cuando alguien comienza a dudar del amor de su pareja, de la confianza un amigo, cambia todo. Viene la desconfianza y logra interpretemos la realidad con base en las suposiciones que la duda ha creado. Una de las características de la adversidad es que nos mueve el piso, y viene entonces la duda trayendo la incertidumbre logrando socavar la relación.
Esto no solo sucede con relaciones humanas, también sucede con nuestra relación con Dios. No es que le valla dudar de nosotros, sino que nosotros comenzamos a dudar de Él. Esto fue lo que pasó a Juan. Quizá la crisis de la pandemia, de la economía, de la salud, ha despertado la duda en ti y ha comenzado a hacerte dudar de Dios; es por eso que el mensaje de hoy lleva por nombre: “Que la crisis no te haga dudar”.