Los politiqueros que piden dinero para algo, aunque suene “bueno”, están proponiendo hundirnos más. El origen del problema es que tu aporte al gobierno es el vehículo para que un muerto de hambre, hijo de vecino, se enriquezca. Cada programa de gobierno, cada Q1.00 que se invierte, consume más y más y más recursos. Y probablemente ese Q1.00 llegará a un “nuevo rico”.
Si te subís al barco de “lo malo es que le quitaron a la educación y la desnutrición” (lo que no es del todo cierto) y pides que “haya de esos y más de esos programas”, realmente le estás dando legitimación al esquema de robo.