Del Evangelio según san Marcos 8, 34-9, 1En aquel tiempo, llamando a la gente y a sus discípulos, Jesús les dijo:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla?
Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles».
Y añadió:
«En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios en toda su potencia».
Pan de cada díaCargar la cruz, hace del cristiano una verdadera luz.
Este hermoso pasaje evangélico de hoy nos lleva a pensar en la realidad del seguimiento a Jesús. Es imposible ser discípulo del Señor si no se está dispuesto a cargar la propia Cruz. Posiblemente en diversas ocasiones tengas el deseo de tirar la toalla y buscar una vida de no sufrimiento, no olvides que el cristianismo no promete una vida sin Cruz, enseña a acoger el sufrimiento como una parte de la vida, de la que se aprende, se fortalece y se obtiene la gracia de vivir en el amor. Recuerda hoy estos tres panes que te mostrarán la esencia de una vida donde la Cruz es camino de Salvación:
-La Cruz es motivo para seguir el camino: un gran filósofo decía solo una verdadera prueba muestra la calidad de una creencia. Cuando se torna complejo y se siente que las fuerzas ya no dan, el maestro te invita a reconocer su gracia y entregarle tu fragilidad. No desfallezcas, la Cruz es motivo para seguir caminando. Y así como San Luis María Grignion de Monfort ¡Qué Cruz sin Cruz!
-Negarse a sí mismo produce vida: es fácil no hacer el mal, pero la gran invitación de Jesús es hacer mucho bien. Para ello es fundamental tener presente que cuando te niegas a ti mismo, sales de tu propio egoísmo y empiezas a ver la necesidad del otro.
-Lo más importante es la paz de tu alma: ya lo decía el Evangelio, ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma? Lo más importante no está en lo efímero y material, lo esencial es invisible a los ojos y solo se ve con el corazón, decía Exupery en el principito. No olvides que la paz que tanto anhelas tiene una fuente, Jesús que es el amor mismo y la vida que nunca termina.
Solo cuando te vuelves amigo de la Cruz es posible que la entiendas como motivo para seguir el camino, donde negarse a sí mismo te lleva a encontrar la paz en tu alma y tu vida se vuelve luz que ilumina las tinieblas.