Dios nos ama tanto, que no se cansa de esperarnos, él desea que volvamos a casa, y comencemos una nueva vida a su lado.

Vivimos en una sociedad tan enferma, tratando de vender una felicidad que no existe. Hay días malos y días buenos, no todos los días son felices. Pero, si nuestra realidad es Jesús, podemos ser felices todo el tiempo.

Muchas veces perdemos el tiempo en cosas que no valen la pena, sin darnos cuenta que la vida es muy corta. Aprovechemos al máximo cada instante como sie fuese nuestra última oportunidad de vivir.

Dios no se fija en nuestro pasado, porque conoce nuestro futuro; y sabe que es maravilloso, si permanecemos Él.

Disfrutemos cada día a la vez, porque nadie tiene la vida comprada para ir postergando momentos de felicidad; para terminar nuestros días frustrados.

Dios se hace real en nosotros, cuando lo que decimos coincide con lo que hacemos.

Donde tus ojos no ven, donde tu mente no puede alcanzar; es ahí donde Dios se deja encontrar.

Muchas gracias Papito Dios, por tu inmenso amor. Y gracias a: Mamá, Jhonny, Mónica, Pr. Federico, Noemí, Nadir, Ruth, Lenka, Daniela, Lorena, Diego, Rocío, Jaír, Ramiro, Alison, Javier, Ana, Vhitoria, Jhovana; y a todos los que me ayudaron en algún momento.

Siempre hay alguien.

En medio de un mundo tan superficial, y lleno de problemas con transtornos de imagen, donde nos sentimos inferiores, rechazados, y despreciados; podemos ver que para Dios somos muy importantes, y eso es lo esencial.