Existen básicamente dos razones por las cuales casi ninguna estrategia funciona a largo plazo y las personas se encuentra en una constante búsqueda de otra nueva
A) Sostenibilidad & Adherencia: Toda estrategia que no sea sostenible y que no te permita desarrollar
tu vida de forma normal, sencillamente va a fallar, tarde o temprano. Aunque luego las retomes, siempre, constantemente terminan fallando y lo que es peor,
puede que en ese ciclo se vaya gestando una mala relación con la comida, además de empeorar cada vez más tu composición corporal.
Este tipo de “estrategias” por lo general impulsan ideas polarizadas y/o visiones simplistas y reduccionistas, que hacen que las personas terminen con temor, que
paradójicamente los lleva a situaciones extremistas cuando no pueden seguir las directrices de dichas “estrategias”.
Por ejemplo: Si una persona cae en la trampa de pensar que un alimento en concreto es dañino, cuando por cualquier razón lo consuma, va a pensar que da igual un bocado que mil bocados, porque ya “el daño” está hecho, por lo cual se va a demandar. Esto es lo que se conoce como una mala relación con la comida, lo cual con el pasar del tiempo es cada vez mayor, afectando desde un punto de vista psicológico, físico y fisiológico.
B) No saber implementar las estrategias sostenibles: Como ya sabemos la estrategia más sostenible es aquella que tiene una visión global y basada en evidencia
sobre la alimentación, lo que es, palabra más palabra menos, un abordaje hibrido entre lo cualitativo y cuantitativo.