Aceptarnos, querernos, respetarnos y valorarnos es el primer paso a un buen concepto de amor propio; lo siguiente sería ser congruentes en todas nuestras acciones y comprender que el amor propio depende únicamente de nuestra voluntad para querernos.
Poder establecer límites congruentes que ayuden a valorarnos y respetarnos en todo lo que hacemos en beneficio de nuestro físico, nuestra personalidad, nuestra espiritualidad, carácter, actitudes y comportamiento; para ser siempre prioridad de nosotros mismos.