El 19 de julio de 1924 ocurrió una de las masacres más sanguinarias de la historia Argentina. En el actual territorio de “Colonia aborigen” en Chaco, estaban reunidas alrededor de 1000 personas haciendo un campamento de protesta por las viles condiciones de vida a las que estaban sometidos. La mayoría pertenecía a las etnias Qom y Moqoit, pero también había Vilelas, Lenguas y Charrúas, que se encontraban reclamando codo a codo junto a peones de Corrientes y Santiago del Estero. Ese día, la mitad de ellos fueron asesinados por el Estado Argentino y los agentes económicos interesados en sus territorios, y en tenerlos como mano de obra esclava. Se trató de una masacre silenciada, borrada de la historia oficial por completo, encubierta e ignorada de manera sistemática por el Estado y por los medios de comunicación por más de 80 años.