La Tertulia de los Jueves con Cecilia Eguiluz, Gabriel Mazzarovich, Eleonora Navatta y Daniel Supervielle.
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El lunes pasado, el Ministerio del Interior presentó un informe que revela una evolución alarmante: entre 2013 y 2024, las denuncias por estafa crecieron más de 2.000%, pasando de 1.300 a más de 31.000 casos por año.
Según explicaron las autoridades, este aumento está directamente vinculado al avance de las tecnologías digitales, el uso masivo de redes sociales y plataformas de compraventa, y el anonimato que permite el entorno virtual.
Aunque muchas veces se trata de delitos sin violencia física, sus efectos pueden ser devastadores para las víctimas. Además, las pérdidas económicas acumuladas ya superan a las generadas por delitos como las rapiñas.
Bajo la categoría de estafas entran fenómenos muy diversos: desde el clásico “cuento del tío” hasta compras en sitios web falsos, fraudes con alquileres inexistentes, suplantación de identidad en redes sociales o falsas inversiones financieras.
Hoy, las estafas ocupan el tercer lugar entre los delitos más denunciados en Uruguay, solo por detrás de los hurtos y la violencia doméstica. Y eso pese a que apenas una de cada diez víctimas formaliza la denuncia, según las encuestas de victimización.
Otro dato: la respuesta penal a este delito es muy baja. En 2024 hubo apenas 1,5 imputaciones cada 100 denuncias. Las autoridades reconocen que el sistema no está preparado para investigar ni sancionar un delito que, muchas veces, se comete a distancia e incluso desde otros países.
El martes pasado, en entrevista aquí En Perspectiva el gerente del Área de Estadística y Criminología Aplicada del Ministerio del Interior, Diego Sanjurjo, sostuvo que hay que mirar con atención este tipo de delitos:
“Tampoco hay que olvidar que las estafas, al igual que otros delitos, muchas veces lo que tienen detrás son grupos organizados. El crimen organizado, que se está expandiendo por toda América Latina, en parte lo hace de esta forma, con cibercrímenes y estafas. Son delitos que hay que prestarles mucha atención. Otro delito también que incluimos en la batería de medidas que presentamos ayer es el de la extorsión. Es un delito que viene en aumento desde hace muchos años y hay que prestarle mucha atención porque es el delito del crimen organizado en esta región”.
¿Estamos frente a una transformación del delito que exige nuevas formas de prevención, investigación y sanción? ¿Se debería tratar este tema como una prioridad a nivel de las políticas de seguridad? ¿Por qué hay tantos casos que no se denuncian?