En la obra más famosa del pintor ruso Iliá Repin Pintóa, La respuesta de los cosacos zapórogos, vemos a un grupo de alborotados cosacos que debaten sobre los términos de respuesta a una carta remitida por el sultán otomano más temido de la historia. La escena es pintoresca: decenas de ellos , ataviados con los trajes más variopintos que uno pueda imaginar, pleitean y gesticulan de forma escandalosa tratando de hacer entender sus razones. Pareciera que los cosacos debatieron un asunto profundo, de serias implicaciones, una cuestión que merece la reflexión y el acuerdo, sin embargo, la historia nos dice que los cosacos no estaban para nada atemorizados por el ultimátum de aquel sultán.