Lo que más me ha costado en mi camino de sanación ha sido dejar de aferrarme a las personas, la idea de dejar ir a gente que yo quería simplemente me aterraba; hoy puedo ver a las personas de otra forma y desde este estado de amor quiero compartirles a ustedes este episodio, porque considero que dejar ir a alguien o a algo cuesta muchísimo y duele, duele mucho, pero cuando por fin lo logras te da mucha tranquilidad.