¡Ten cuidado del tipo de personas a las que eliges para que sean parte de tu grupo más cercano! pues ellos te influenciarán positiva o negativamente.

¿Sabes escuchar? Analízate, mira cada aspecto, mira a tu alrededor. Pregunta a quienes te rodean, sobre tu capacidad y disposición de escuchar. Si la mayor parte de tu equipo te califican con un puntaje bajo, entonces ha llegado la hora de buscar quietud, escuchar, y trabajar para llegar a ser mejor comunicador.

  La gente no se adhiere automáticamente a una buena causa. Lo primero que les convence es el líder, y recién después, puede convencerlos la visión del líder.

 Cuando reconozcan y entiendan que sinceramente tú quieres que los miembros de tu equipo alcancen el éxito y que te comprometes a ayudarles, entonces empezarán a creer que pueden lograr lo que les estás pidiendo que hagan. 

 Frente a situaciones difíciles, muchas personas por lo general solo alcanzan a ver los impedimentos pero un líder también logra ver  las soluciones. ¿Cómo lo consigue?

Ante nuestra gente, los líderes,  tenemos la tarea de encontrar toda la riqueza que lo llevan oculto, alentar al que se siente inseguro, formar y equipar a quien no está capacitado, a potenciar al que no tiene potencia.

Quizá estás diciendo: “la gente no me respeta, no me ama, no me valora” no será acaso que estamos más centrado en nosotros mismo, y estamos “usando” a los demás en nuestro beneficio.

 Una de nuestras responsabilidades como líderes es el de equipar a nuestra gente, aunque en la práctica, esa es una de las tareas más complejas que un líder debe cumplir.  

 No hay nada que hable tanto de un líder como su generosidad. La verdadera generosidad no es un hecho ocasional. Proviene del corazón y está presente en todos los aspectos de la vida del líder. Como su tiempo, su dinero, sus talentos y posesiones. 

 No hay nada que pueda ser más valioso que el lograr ese éxito de la mano de nuestros seres queridos.