Huimos de la tristeza como huimos de la mayoría de cosas que
consideramos poco gratas y hasta perjudiciales para nuestra vida.
Podemos llegar a aborrecerla y despreciarla. Si no somos felices como lo
hemos predicho entonces sentimos que hemos fracasado.
Buscamos distracciones, llámalas como quieras, pero, en el fondo solo
estamos tratando de evitar ese momento despreciable en el que estamos
solos y sentimos, realmente sentimos lo que nos está pasando.
Pueda que no sea culpa nuestra directamente, eso de no dejar que lo que
sentimos se haga visible. Nos dijeron muchas veces: no llores, no llores,
no llores.
La pregunta es entonces, ¿y qué pretendíamos hacer con tantas lagrimas