El poder necesario para cumplir el plan de Dios es su Espíritu Santo. En ninguna parte del Nuevo Testamento se ordena a los creyentes que sean bautizados con el Espíritu Santo, ya que no es una experiencia que debemos buscar, sino la acción de Dios realizada en el creyente en el momento de la salvación. Sin embargo, se nos ordena ser llenos del Espíritu, pero ¿qué significa esto?