Cuando entendamos el propósito eterno de Dios, nos llevará a someternos a Jesucristo como Señor de todo.
Si un día todas las cosas estarán sujetas a Jesucristo como Señor y si todos Sus súbditos morarán juntos en armonía, entonces se deduce que ahora debemos poner cada área de nuestras vidas y cada relación bajo Su señorío soberano.