La adolescencia es un tiempo y un lugar. Allí, pasaron algunas cosas terribles y, a la vez, fantásticas. La literatura, sin duda, es uno de esos refugios que conocimos de jóvenes, mientras comíamos bocadillos con chocolate en las tardes eternas del verano. La adolescencia fue un dolor y una euforia constante; los personajes de los libros, un espejo en el que mirarnos; y, los lugares de los libros, una pista de vuelo desde la que partir. ¿El adolescente lee para huir o para reencontrarse? ¿Cuáles son las lecturas que más nos marcaron? ¿Qué debe tener un buen libro juvenil?