Perdonarse a uno mismo supone un proceso de introspección mediante el cual nos hacemos conscientes de nuestros actos, de las consecuencias y dolor generado, ofrecemos disculpas y asumimos el necesario cambio de conducta para no repetir la situación.
El perdón no siempre se nos otorga y eso se convierte en una carga adicional que hay que trabajar para liberarla. En ocasiones, algunas personas no pueden perdonarse a sí mismas, lo que supone una merma en su funcionamiento diario y, a la larga, puede repercutir negativamente en su salud, relaciones sociales y actividades en general.