Luego de más de dos años de turbulencia,
generados por la pandemia Covid, las organizaciones se encuentran ante un
desafío igual de exigente, la posibilidad de un periodo de recesión. Para el
sector del Retail, ello representa menores probabilidades que el consumidor
gaste más en productos terminados, e inclusive en algunos tipos de servicio. De
igual forma, una recesión , por muy leve que sea, también implica presiones
importantes – reducción de costos – en la operatividad logística. En especial
sobre los niveles de inventario y los tiempos de reabastecimiento. Toda la
cadena de suministro se verá impactada, surgiendo interrogantes estratégicas
¿seguimos adquiriendo los mismos niveles de materia prima? ¿qué sucederá con la
reposición de componentes, material de empaque y similares? ¿cuáles han de ser
los nuevos tenores máximo y mínimo en almacén? ¿cuál será la cobertura del
producto terminado requerida? Las respuestas no se pueden circunscribir
exclusivamente a las pautas estándar de la administración del inventario o
adhiriéndose escolásticamente a los cánones presupuestarios. Las mismas
requieren de dos elementos clave ante tan particular escenario: Armonización y
Sincronización. La primera se conceptualiza como la acción coordinada y al
unísono de los integrantes de la cadena de suministro. Desde los proveedores
hasta el cliente final. No se puede ajustar la operatividad sin que todos los Stakeholders
(Socios de interés) actúen coordinadamente ante lo que se hará patente: una
reducción de la demanda. En cuanto a la sincronización, la propia palabra lo
define, el accionar de los procesos siguiendo una secuencia correcta. Primero
lo primero, luego lo segundo y así sucesivamente. Tanto en la acción de
avanzar, como de detenerse o retroceder. Este es el aspecto más desafiante ¿La
razón? Cada avance, detención o retroceso, implica costos y gastos.
Comprendiendo las consecuencias de lo anterior, no podemos abstraernos de un
hecho: los niveles de inventario reflejarán las inconsistencias en armonización
y sincronización de la cadena. Ante esta realidad, se presentan cinco acciones
estratégicas que permitirían a la logística de la empresa, mejorar su posición