Queridos hermanos, no condicionemos el poder de Dios imponiendo lo que nosotros consideramos es la solución, recuerden que el Padre respeta profundamente el libre albedrio, por tanto, no pongamos por encima de ÉL nuestra percepción, mas bien descansemos el espíritu en su bondad, en su infinita misericordia y en su amor, porque como Padre el solo sabe dar cosas buenas.