«Lo que para los ojos del cuerpo es el sol que vemos, lo es [Cristo] para los ojos del corazón" ( S. Agustín,Sermo 78, 2: pl 38, 490). "Todos necesitamos luz interior para superar las pruebas de la vida. Esta luz viene de Dios, y nos la da Cristo, en quien habita la plenitud de la divinidad (cf. Col 2, 9). Subamos con Jesús al monte de la oración y, contemplando su rostro lleno de amor y de verdad, dejémonos colmar interiormente de su luz" (Benedicto XVI)