Somos nuestros sanadores. Tenemos la capacidad para sanar nuestros planos físicos y espirituales con los recursos mentales con que contamos. Para lograrlo, solamente necesitamos sentarnos, sentirnos y trabajar en nosotros. Al darle poder a nuestra mente, es mucho lo que somos capaces de sanar.

Para avanzar necesitamos soltar. Muchas veces no soltamos por miedo a caer, a sentirnos solos o simplemente porque aprendimos que estar aferrados a algo nos quitaba el miedo. Para dejar ir nuestros miedos, es necesario entender su origen, trabajarlos y sanarlos.

Proteger mi energía es una tarea que requiere que estemos presentes a cada instante y seamos conscientes de lo que vivimos en el momento presente. Parte de ese trabajo es mantener relaciones que asciendan nuestra energía y nos permitan estar a gusto y en conexión profunda con aquello que nos hace sentir mejor.

Para que mis ideas prosperen, debo darles un tratamiento especial. Hacer que se materialicen necesita no solamente de mi trabajo en el plano físico, sino también en el espiritual. Es necesario impulsarlas empleando toda la energía posible para que se hagan realidad.

Alcanzar nuestras metas es cuestión de contar con las herramientas adecuadas y una constante atención a nuestros pensamientos. Empezar nuestro día llenos de energía creativa y con una actitud orientada al logro que respete nuestra salud y nos proteja, es algo que aumentará nuestro bienestar.

Cuando nos llenamos de confianza, esa energía nos eleva y nos permite superar toda prueba y alcanzar todo propósito. Creer en nosotros le da fuerza a nuestros actos y nos permite encontrar la comodidad que necesitamos para avanzar con firmeza en nuestro camino.

Meditar a diario es lo que nos permite abrirnos a nuestro llamado y encontrar el camino por el que queremos avanzar. La meditación es un espacio para florecer desde adentro y dejar que todo nuestro brillo traiga luz para nosotros y para nuestro entorno.

La gratitud es la base de la experiencia humana. Un corazón que agradece es una persona que se engrandece. Ser agradecidos es una forma de traer más de lo que nos gusta, de hacernos parte del flujo universal de aquello que es bueno, sano y sabio para nosotros y nuestro proceso.

Mucho se dice de "ponernos en los zapatos de otros" para entender lo que viven y lo que sienten otras personas. Desarrollar una profunda habilidad de conexión con los demás solamente es posible cuando conectamos profundamente con nosotros mismos. Nuestra compasión se hace grande al ponernos en contacto con nuestro ser.

Perdonar es entregarle al otro algo que no es tuyo. Es entender que por más de que algo nos duele, no nos hace sufrir y tampoco nos define ni nos quedaremos anclados en ese evento. Perdonar es el primer paso que damos cuando queremos avanzar livianos y en paz.