Undécimo episodio de la serie Sapere aude, atrévete a saber. Este capítulo es especial al menos por dos razones: es más corto que los anteriores y no hay ningún invitado con quien hablar. En realidad, este episodio bien podría haber sido el primero de la serie, pero no fue así, porque el autor, Michael Thallium, así lo consideró, es decir, que lo hizo de forma intencionada. Quienes lo escuchen, lo entenderán. La historia que en él se cuenta refleja muy bien el espíritu de Sapere aude: atreverse a saber, ser curiosos. Este episodio es una especie de pequeño interludio entre los diez anteriores y los siguientes que vendrán.